El mercado energético español, un modelo que permite que los mercados sigan cerrados y controlados por los oligopolios
Os dejo este art. escrito originalmente por Javier García Breva
Su blog es: http://www.tendenciasenenergia.es y os recomiendo su lectura y hacerse seguidor,
puesto que es un gran blog.
La Ley 3/2013 de 4 de
junio, por la que se crea la Comisión Nacional de los Mercados y la
Competencia (CNMC), apenas ha suscitado debate cuando se trata de una de
las leyes de mayor trascendencia para el futuro de nuestra economía.
Pero lo que debería haber sido un instrumento normativo que favoreciera
la libre concurrencia, la transparencia, la innovación y la tutela de
los consumidores ha terminado siendo un ejemplo de intervencionismo
incompatible con el libre mercado. Se ha disfrazado la competencia hasta
hacerla irreconocible. Dentro de tres meses los diez miembros de la
CNMC serán nombrados por real decreto del Gobierno a propuesta del
Ministro de Economía y desaparecerán ocho organismos reguladores de las
telecomunicaciones, del sector audiovisual, ferroviario, aeroportuario
y, entre ellos, los de la energía (CNE) y la competencia (CNC).
El poder ejecutivo ha
capturado todos los organismos reguladores independientes de la economía
y la vigilancia de los mercados energéticos se diluye en la única
voluntad del Ministro de Industria. La explicación oficial es el ahorro
de costes pero la principal novedad está en las disposiciones
adicionales que asignan a los ministerios las funciones, los medios y
recursos que hasta ahora asumían los actuales organismos reguladores.
La disposición
adicional octava determina las funciones que asume el Ministerio de
Industria, Energía y Turismo en materia de energía, entre ellas la
inspección de las instalaciones, su disponibilidad, facturación,
condiciones de venta y calidad del servicio; acordar la iniciación e
instrucción de expedientes sancionadores; tramitar las reclamaciones
planteadas por los consumidores y realizar la liquidación de costes de
transporte y distribución de energía y costes permanentes del sistema.
La disposición
adicional novena establece que el Ministerio de Industria, Energía y
Turismo conocerá la toma de participaciones y adquisición de activos en
el sector energético y será el Ministro quien podrá imponer las
condiciones y obligaciones a las sociedades que participen en estas
operaciones y supervisar su cumplimiento sin que los informes de la CNMC
sean vinculantes. En la disposición adicional decimoquinta se crea el
Consejo Consultivo de Energía pero no como órgano consultivo de la CNMC
sino como órgano de consulta del propio Ministerio.
Es evidente que se
desactiva así el control de los organismos reguladores independientes
que vigilaban hasta ahora la competencia de los mercados energéticos y
será el poder ejecutivo el único que dictará y supervisará las normas de
la competencia. Es un modelo de competencia sin competidores que
permite que los mercados sigan cerrados y controlados por los
oligopolios. La mezcla entre los órganos que dictan y aplican las normas
y los órganos que deben vigilar las condiciones de competencia es una
manera de disfrazar la subordinación de la competencia de los mercados
al poder político.
Es curioso observar
cómo tanto el PP como el PSOE cuando estaban en la oposición han
defendido con ardor la independencia de los organismos reguladores pero
cuando han llegado al Gobierno su primera preocupación ha sido ocupar
esos organismos con personas afines y determinar de esa manera sus
decisiones. Aquí radica la motivación de esta ley y estamos asistiendo
ahora a un capítulo más en esa trayectoria de puertas giratorias que ha
acabado por minar el prestigio de las instituciones y el crédito de la
política.
Se ha dicho que con
esta ley el Gobierno trata de blindar a las grandes compañías
energéticas. Si eso es así ya no sirve de nada porque desde la OPA
hostil de Gas Natural a Endesa, allá por 2005 hasta hoy, el sector
energético español ha cambiado de dueños y está mayoritariamente en
manos árabes e italianas. Los principales socios españoles de nuestras
empresas energéticas retroceden ante el avance de los grupos estatales y
fondos soberanos extranjeros y ante una crisis que les obliga a vender
activos y reducir su elevada deuda. El avance continúa, como acabamos de
ver con el vuelco en la mayoría del accionariado del gasoducto MEDGAZ
con Argelia.
Ahora será la
connivencia entre los intereses políticos y los intereses de las grandes
compañías lo que determine las decisiones de política energética. El
derecho a la libertad de elegir seguirá siendo un derecho inaccesible y
sin posible tutela y la falta de transparencia en la conformación de los
precios una penalización a los consumidores finales. El modelo
energético se consolidará así como un modelo cerrado a la competencia y
entrada de nuevos actores, como las renovables, el ahorro de energía o
el autoconsumo. Sin competencia cualquier reforma energética está
llamada al fracaso. La pérdida de la independencia regulatoria y la
concentración de funciones en el Ministro de Industria convierten a éste
en juez y parte. Esta ley lo único que asegura es el inmovilismo de la
política energética, por lo que no es difícil aventurar que los
problemas seguirán creciendo por una ley que tampoco va ayudar a la
reactivación económica.
La publicación Competencia disfrazada es contenido original de Javier García Breva.
Noticias sobre otras | Publicada por Álvaro López | 26 de agosto de 2013 de energética 21
http://www.energetica21.com/
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